El secreto de automedicación de un orangután salvaje
En las profundidades de los bosques de Sumatra, los científicos hicieron un descubrimiento inesperado: un orangután salvaje estaba tratando su propia herida utilizando plantas de una forma que proporciona la primera prueba de medicación activa de heridas en grandes simios. Los investigadores observaron que un orangután macho de Sumatra llamado Rakus utilizaba selectivamente partes de una planta llamada Fibraurea tinctoria para aliviar y cubrir una herida facial. El comportamiento coincidía con las propiedades farmacológicas de la F. tinctoria y parecía cuidadosamente dirigido, lo que sugería una automedicación intencionada y no acciones aleatorias.
Esta observación arroja nueva luz sobre las capacidades cognitivas de los grandes simios y los orígenes evolutivos del uso de plantas medicinales. También pone de relieve lo mucho que aún se desconoce sobre los complejos comportamientos de especies amenazadas como el orangután de Sumatra. Los científicos planean nuevos estudios para comprender mejor la automedicación en la fauna salvaje y fundamentar los esfuerzos de conservación.
Tratar una herida en la naturaleza
Los investigadores llevan más de 20 años estudiando a los orangutanes en el centro de investigación de Suaq Balimbing, en el Parque Nacional de Gunung Leuser (Sumatra). En junio de 2022, observaron que Rakus tenía una herida reciente en la cara, probablemente causada por una pelea con otro macho. Tres días después, se le vio consumiendo F. tinctoria, una planta conocida localmente como akar kuning utilizada en medicina tradicional.
En lugar de tragar las hojas como alimento, Rakus las masticaba sin ingerirlas y aplicaba el jugo directamente sobre la herida con los dedos. Repitió este proceso durante siete minutos, cubriendo la carne expuesta. Más tarde, cubrió totalmente la herida con material de hojas masticadas. Al día siguiente comió más hojas de F. tinctoria. Durante los siguientes periodos de observación, la herida no mostró signos de infección, se cerró en una semana y se curó en un mes.
El análisis de los compuestos químicos de F. tinctoriaproporcionó pistas sobre el comportamiento de Rakus. La planta contiene furanoditerpenoides y alcaloides de protoberberina conocidos por sus propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y cicatrizantes. Su uso tradicional para tratar heridas e infecciones apoyaba la hipótesis de que Rakus se automedicaba, utilizando una sustancia biológicamente activa para calmar el dolor y acelerar la recuperación.
Varios factores sugerían que se trataba de un comportamiento intencionado y no de acciones aleatorias. Rakus aplicó selectivamente la mezcla de plantas sólo en su herida facial. Repitió el proceso metódicamente durante mucho tiempo. Y la F. tinctoria no es una parte importante de la dieta habitual de los orangutanes en este lugar. No se han observado otros individuos en Suaq que utilicen plantas con fines medicinales, pero es posible que existan más pruebas en otros lugares.
Automedicación entre especies
Se han documentado comportamientos de automedicación en varias especies de primates, como los chimpancés. Algunos ejemplos son la ingestión de hojas para expulsar parásitos intestinales o la masticación de partes amargas de plantas cuando las infecciones alcanzan su punto álgido. Sin embargo, la aplicación tópica de sustancias curativas directamente sobre las heridas es mucho más rara.
El único informe anterior se refería a chimpancés que aplicaban insectos desconocidos a las heridas. El uso selectivo de los compuestos medicinales conocidos de F. tinctoriapor parte de Rakus constituye el caso más claro hasta la fecha de tratamiento activo de heridas con una planta farmacológicamente activa por parte de un animal salvaje. Sus acciones implican una comprensión, aunque rudimentaria, de los beneficios de la planta.
Este descubrimiento añade los orangutanes a la lista de especies de grandes simios que se automedican. Junto con los chimpancés y los gorilas, refuerza la idea de que nuestros parientes vivos más cercanos poseen algunos conocimientos básicos sobre la medicina derivada de las plantas. Entender su comportamiento podría arrojar luz sobre la aparición evolutiva de las prácticas terapéuticas humanas. También sugiere que los esfuerzos de conservación deberían tener en cuenta el papel potencial de los grandes simios como dispersores de plantas medicinales y protectores de las relaciones ecológicas.
Más preguntas
Aunque esta única observación aportó pruebas fehacientes de la automedicación de los orangutanes, quedan muchas preguntas sin respuesta. ¿Cómo conoció Rakus las propiedades de la F. tinctoria: por aprendizaje social, experiencia individual o predisposición genética? ¿Tienen otros orangutanes de su área de distribución comportamientos similares? ¿Existen diferencias de género, edad o estatus social en la capacidad de automedicación?
Los científicos esperan reunir más datos mediante observaciones a largo plazo de la recuperación de heridas, pautas de consumo de plantas e intercambio de información entre orangutanes. El estudio de las poblaciones de Sumatra y Borneo podría revelar variaciones en función del entorno y la cultura. Ampliar la investigación a otras especies de grandes simios, como los gorilas, podría ofrecer nuevas perspectivas sobre la evolución de estos sofisticados comportamientos.
Es necesario seguir investigando, ya que existen pocas oportunidades de observar directamente heridas raras o el uso de las plantas en bosques remotos. Las técnicas no invasivas que incorporan el análisis químico, la cartografía espacial y la genética ofrecen enfoques complementarios. Dado que las poblaciones silvestres están gravemente amenazadas por la pérdida de hábitat y la caza furtiva, el tiempo también es un factor crítico para desvelar los misterios médicos que quedan antes de que desaparezcan.
Cada nuevo descubrimiento mejora nuestra imagen de los grandes simios como mamíferos altamente inteligentes y perfectamente adaptados a sus hábitats. Cuando un orangután se cura sus propias heridas con plantas medicinales, demuestra sorprendentes capacidades cognitivas y promueve nuevas formas de ver los orígenes humanos. La conservación de estos extraordinarios parientes sigue siendo crucial por razones científicas y morales en un mundo cada vez más amenazado.
Referencia(s)
- https://doi.org/10.1038/s41598-024-58988-7
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