Microplásticos entre nosotros: Nuevos conocimientos sobre sus efectos en el medio ambiente y la salud

Abr, 2024 | Salud

"Los plásticos no sólo contaminan nuestros océanos y vías fluviales y matan la vida marina, sino que están en todos nosotros y no podemos escapar al consumo de plásticos"

Marco LAMBERTINI

Director General de WWF Internacional

La producción y el uso de plásticos han aumentado exponencialmente en el último siglo, inundando nuestro medio ambiente con este material omnipresente. Pero los plásticos no desaparecen simplemente una vez desechados, sino que se descomponen en trozos cada vez más pequeños llamados microplásticos. Los investigadores están adquiriendo nuevos conocimientos sobre cómo los microplásticos impregnan nuestro mundo y pueden afectar a nuestra salud.

¿Qué son los microplásticos?

Los microplásticos son piezas de plástico de tamaño inferior a 5 mm. Provienen de dos fuentes principales: los microplásticos primarios son microplásticos producidos y utilizados intencionadamente, como las microperlas de los cosméticos y los productos de higiene; los microplásticos secundarios se forman cuando elementos de plástico de mayor tamaño se descomponen por factores como la exposición al sol, la acción de las olas y la abrasión mecánica. A medida que los residuos plásticos se acumulan en el medio ambiente sin degradarse totalmente, se convierten en microplásticos.

Presencia de microplásticos en el medio ambiente

La contaminación por microplásticos se ha documentado en todo el mundo. Los estudios han detectado microplásticos en aguas dulces y marinas de todo el mundo, incluidos lagos remotos de montaña y el hielo marino congelado del Ártico. También están omnipresentes en el suelo, incluidos los suelos agrícolas, lo que indica que los microplásticos también se acumulan a través de procesos naturales. Otra vía es la venta comercial de agua embotellada y sal; incluso se han encontrado trazas de contaminación microplástica en algunas marcas muy vendidas.

La abundancia de microplásticos se debe a su naturaleza estable y no degradable. La descomposición por meteorización es un proceso extremadamente lento que produce más microplásticos. A diferencia de otros contaminantes, los microplásticos no se filtran ni se descomponen con el tiempo, sino que se acumulan. La escala de la producción de plástico supera cualquier esfuerzo de limpieza o regulación hasta el momento. El pequeño tamaño de los microplásticos también les permite viajar fácilmente largas distancias por el viento y las corrientes oceánicas.

Efectos en la fauna y los ecosistemas

Numerosos estudios demuestran que los microplásticos dañan la vida marina. Experimentos de laboratorio revelan que los microplásticos comprometen la función inmunitaria y el desarrollo de peces y crustáceos. Las tortugas y aves marinas confunden los microplásticos con alimento, con consecuencias potencialmente letales. Las observaciones de campo detectan microplásticos en los tractos digestivos de una amplia gama de especies marinas de todo el mundo, desde el zooplancton hasta las ballenas.

Los microplásticos también concentran toxinas del agua de mar, formando un vector para introducir estas sustancias químicas en las redes alimentarias. En muchas especies, la ingestión de plásticos altera el equilibrio energético y la absorción de nutrientes. Algunas investigaciones apuntan incluso a efectos de los microplásticos en la población, ya que la disminución del número de determinadas especies de aves marinas se correlaciona con los niveles de contaminación por microplásticos. Es probable que los efectos se extiendan a ecosistemas enteros.

Impactos de los microplásticos en la salud humana: Un panorama emergente

Al igual que ocurre con la fauna salvaje, los seres humanos se exponen diariamente a los microplásticos a través de diversas vías. La exposición respiratoria se produce a través del aire interior y los textiles sintéticos. Sin embargo, la ingesta alimentaria se considera la principal vía, y los estudios estiman que las personas consumen millones de partículas microplásticas al año a través de la comida y la bebida.

Aunque los efectos sobre la salud siguen sin estar claros, las nuevas investigaciones dibujan un panorama inquietante. Los estudios revelan que los microplásticos ingeridos se trasladan desde el intestino y se acumulan en órganos como el hígado, el riñón y el cerebro en modelos de roedores. Esto sugiere que los microplásticos pueden interactuar directamente con nuestros tejidos o alterar los procesos metabólicos.

En particular, se han documentado cambios metabólicos en el intestino, el hígado y el cerebro tras la exposición a microplásticos. Los análisis específicos indican efectos sistémicos en el metabolismo de los aminoácidos, la síntesis de ácidos biliares y el procesamiento de xenobióticos. Las mezclas de plásticos parecen más potentes que los plásticos por separado, y los mayores impactos se producen a niveles de exposición más elevados. La capacidad de los microplásticos para alterar nuestro metabolismo plantea problemas para los sistemas inmunitario y endocrino y otros sistemas corporales estrechamente vinculados al estado nutricional.

Su pequeño tamaño también puede permitir que los microplásticos traspasen las barreras protectoras con más facilidad que los residuos de mayor tamaño. Las pruebas de laboratorio demuestran que los nanoplásticos pueden atravesar la barrera placentaria de la madre al feto en roedores, lo que suscita preocupación por la salud reproductiva. Los estudios de inhalación también revelan que los nanoplásticos se redistribuyen sistémicamente tras la exposición pulmonar.

Las técnicas de detección de microplásticos avanzan rápidamente. Los últimos avances incluyen la visualización de microplásticos en tejidos humanos post mortem de pulmón e hígado. Incluso se han cuantificado microplásticos en la sangre y las heces de seres humanos vivos, un hallazgo sin precedentes que motiva aún más las investigaciones sobre el impacto en la salud. Sin embargo, los umbrales de daño y los mecanismos de toxicidad siguen siendo difíciles de determinar.

Regular la marea de plásticos

Aunque los plásticos aportan innegables beneficios a la vida moderna, sus niveles de producción y uso son insostenibles si se tiene en cuenta la realidad de la contaminación. Varios países y jurisdicciones han establecido prohibiciones dirigidas a fuentes primarias de microplásticos, como los cosméticos sin aclarado. Pero el problema de fondo sigue siendo la dependencia de la sociedad de los plásticos de un solo uso que no se biodegradan.

Reducir el uso innecesario de plástico mediante alternativas, prohibir los artículos problemáticos y mejorar las infraestructuras de gestión de residuos son las soluciones más sencillas. Los programas de reciclado siguen recuperando una fracción modesta de los plásticos usados, y la mayoría acaban desechados. Se están investigando opciones tecnológicas para descomponer completamente los plásticos o convertirlos en materiales de valor añadido.

Dado que aún se desconocen las consecuencias a largo plazo de la exposición a dosis bajas de microplásticos y su acumulación en la fauna y los seres humanos, es prudente adoptar medidas de precaución. Las continuas campañas de educación pública fomentan acciones individuales como la reducción del consumo de agua embotellada. En última instancia, la mitigación de la contaminación por plásticos exigirá esfuerzos concertados y sistemáticos en muchos frentes para cambiar las mentalidades y las industrias y dejar de tratar los plásticos como productos desechables.

La saturación de nuestro medio ambiente con microplásticos no tiene precedentes en la historia de la Tierra. Con una generación constante de microplásticos que supera la degradación o la eliminación, hemos introducido un legado de contaminación que durará mucho más que los productos que los generan. Aunque es difícil de abordar, minimizar la huella de plástico de la humanidad es esencial para el ecosistema y la salud pública. A medida que la investigación amplía nuestra comprensión de los impactos, la normativa debe potenciar soluciones para frenar los microplásticos en su origen antes de que los daños se acumulen aún más.

Referencia(s)

  1. https://doi.org/10.1289/EHP13435

 

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MEDIO AMBIENTE | MEDICINA | MICROPLÁSTICOS | CONTAMINACIÓN | SOCIEDAD

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Sobre el autor

  • Dilruwan Herath

    Dilruwan Herath es un médico británico especializado en enfermedades infecciosas y ejecutivo médico farmacéutico con más de 25 años de experiencia. Como médico, se especializó en enfermedades infecciosas e inmunología, desarrollando una decidida orientación hacia el impacto en la salud pública. A lo largo de su carrera, el Dr. Herath ha desempeñado varias funciones de liderazgo médico de alto nivel en grandes empresas farmacéuticas mundiales, liderando cambios clínicos transformadores y garantizando el acceso a medicamentos innovadores. En la actualidad, es miembro experto de la Facultad de Medicina Farmacéutica en su Comité de Enfermedades Infecciosas y sigue asesorando a empresas de ciencias de la vida. Cuando no ejerce la medicina, al Dr. Herath le gusta pintar paisajes, los deportes de motor, la programación informática y pasar tiempo con su joven familia. Mantiene un ávido interés por la ciencia y la tecnología. Es EIC y fundador de DarkDrug.

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