El futuro de la salud mundial: Previsión de la carga de morbilidad hasta 2050

Jun, 2024

 

Mientras el mundo sigue lidiando con los efectos duraderos de la pandemia de COVID-19, los responsables políticos y los funcionarios de salud pública se centran cada vez más en comprender lo que puede deparar el futuro para la carga mundial de morbilidad. Un nuevo y exhaustivo análisis publicado en The Lancet ofrece una visión crítica de las tendencias previstas en materia de mortalidad, discapacidad y esperanza de vida en las próximas décadas.

El estudio, realizado por los Colaboradores de la Carga Mundial de Morbilidad, Lesiones y Factores de Riesgo (GBD), presenta previsiones detalladas de la carga de morbilidad en 204 países y territorios entre 2022 y 2050. Basándose en un análisis en profundidad de los factores demográficos, socioeconómicos y epidemiológicos, los investigadores modelizan la trayectoria probable de 359 enfermedades y lesiones diferentes en un escenario de "referencia" que supone la continuación de las tendencias actuales. También evalúan el impacto potencial de la eliminación de factores de riesgo clave mediante escenarios alternativos.

Las conclusiones dibujan un panorama complejo y lleno de matices del panorama sanitario mundial en los próximos años. Si bien las noticias son en gran medida positivas, con mejoras continuas en la esperanza de vida y reducciones en la carga de morbilidad estandarizada por edad, el análisis también identifica cambios preocupantes en las principales causas de discapacidad y mortalidad que requerirán una acción política concertada.

Los investigadores subrayan que estas previsiones no son inamovibles. Más bien representan un punto de partida para comprender la gama de futuros plausibles y las oportunidades críticas que existen para influir positivamente en la salud de las poblaciones de todo el mundo.

Al más alto nivel, el escenario de referencia del estudio GBD prevé un aumento continuo de la esperanza de vida mundial, de 73,6 años en 2022 a 78,2 años en 2050. Esto representa una ralentización en comparación con los rápidos aumentos observados en las décadas anteriores a la pandemia de COVID-19, pero sigue apuntando a un progreso continuo.

Esperanza de vida mundial y suprarregional, 1990-2050 para mujeres (A) y hombres (B)

Se espera que las mejoras sean generalizadas y que la esperanza de vida aumente en las siete suprarregiones del GBD. Los investigadores prevén que los mayores avances se produzcan en las regiones con menor esperanza de vida, como el África subsahariana. Se prevé que esto se traduzca en una convergencia de las esperanzas de vida a nivel mundial, a medida que se reduzca la brecha entre las poblaciones más sanas y las más vulnerables del mundo.Un patrón similar se observa en la esperanza de vida con buena salud (EVS), una medida que ajusta la esperanza de vida al tiempo vivido con discapacidad. Se prevé que la EVAS aumente de 62,6 años para los hombres y 64,7 años para las mujeres en 2022, a 66,0 y 67,5 años respectivamente en 2050. Una vez más, los avances más espectaculares se esperan en las regiones con los puntos de partida más bajos.

Estos resultados sugieren que, si no se producen grandes conmociones, el mundo está preparado para seguir mejorando en longevidad y estado de salud general en las próximas décadas. Sin embargo, los autores hacen varias advertencias importantes.

En primer lugar, se espera que los aumentos previstos, aunque sustanciales, se produzcan a un ritmo más lento que en años anteriores. Esta desaceleración se atribuye a diversos factores, entre ellos los efectos persistentes de la COVID-19, la posibilidad de que se produzcan retrocesos en los avances contra las enfermedades transmisibles y los retos que plantea hacer frente a la creciente carga de enfermedades no transmisibles (ENT).

En segundo lugar, aunque la esperanza de vida y la HALE aumentarán de forma generalizada, seguirán existiendo disparidades significativas entre los distintos lugares. Incluso en 2050, los investigadores prevén una diferencia de casi 10 años en la esperanza de vida femenina entre la superregión de ingresos altos (85,3 años) y el África subsahariana (75,5 años). Para cerrar estas brechas serán necesarias inversiones e intervenciones específicas adaptadas a las necesidades únicas de las poblaciones más desfavorecidas del mundo.

Más allá de las tendencias principales en longevidad, las previsiones del estudio GBD revelan una transformación fundamental en la carga mundial de morbilidad que tendrá profundas implicaciones para los sistemas y prioridades sanitarios.

En concreto, el análisis prevé un desplazamiento continuo de las enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y nutricionales (CMNN) hacia las enfermedades no transmisibles (ENT). A nivel mundial, se espera que la proporción de años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD) atribuidos a las ENT aumente del 64,2% en 2022 al 77,6% en 2050.

Descomposición del cambio en la esperanza de vida mundial y suprarregional, 2022-50, por causas de Nivel 2, para los escenarios de referencia y combinado

Esta transición es más drástica en las regiones que actualmente soportan las mayores cargas de CMNN. En el África subsahariana, por ejemplo, se prevé que las enfermedades CMNN representen sólo el 35,8% de los AVAD en 2050, frente al 60,1% en 2022. Se prevé un cambio similar en el sur de Asia, donde se espera que la proporción de CMNN disminuya del 31,7% al 15,5% en el mismo periodo. A nivel mundial, se prevé que las cuatro principales causas de AVAD en 2050 sean las cardiopatías isquémicas, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, todas ellas afecciones no transmisibles. Esto supone un cambio significativo con respecto a 2022, cuando las principales causas eran las cardiopatías isquémicas, los trastornos neonatales, los accidentes cerebrovasculares y las infecciones de las vías respiratorias inferiores.

El aumento de las ENT tampoco se limita a la mortalidad. El estudio también prevé que una proporción cada vez mayor de la carga mundial de morbilidad proceda de los años vividos con discapacidad (AVAD) en lugar de la mortalidad prematura. A escala mundial, se espera que los AVAD representen el 41,1% del total de AVAD en 2050, frente al 33,8% en 2022.

El cambio hacia la morbilidad es más pronunciado en el África subsahariana, donde se prevé que los YLD representen el 35,6% de la carga de morbilidad en 2050, frente a sólo el 20,1% en 2022. Esto subraya la creciente importancia de abordar las enfermedades crónicas y discapacitantes en regiones que históricamente han luchado contra enfermedades agudas y mortales.

Implicaciones y oportunidades

Las previsiones del estudio GBD tienen implicaciones de gran alcance para las prioridades y políticas sanitarias mundiales en las próximas décadas. Aunque la trayectoria general es de progreso, el análisis también pone de relieve varios retos críticos que requerirán respuestas concertadas y polifacéticas.

En primer lugar, el continuo aumento de las ENT representa una grave amenaza para los logros tan arduamente conseguidos en cuanto a esperanza de vida y vida sana. Las cardiopatías isquémicas, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes, las enfermedades respiratorias crónicas y otras afecciones crónicas no transmisibles son notoriamente difíciles de tratar, a menudo requieren un tratamiento de por vida y suponen una carga económica considerable para los sistemas sanitarios.

Para hacer frente a esta creciente epidemia de ENT será necesario un cambio fundamental en las estrategias sanitarias mundiales: pasar de centrarse en las enfermedades infecciosas y la salud maternoinfantil a adoptar un enfoque más equilibrado que aborde también los factores conductuales, metabólicos y ambientales de las enfermedades crónicas. Esto implicará una serie de intervenciones, desde el control del tabaco y la mejora de la dieta hasta una mejor gestión de la hipertensión, el colesterol y los niveles de glucosa en sangre.

Es importante destacar que los escenarios alternativos del estudio de la GBD demuestran que es posible obtener beneficios significativos para la salud mediante esfuerzos concertados para reducir la exposición a factores de riesgo clave. Los investigadores estiman que la eliminación de riesgos conductuales y metabólicos como el tabaquismo, una dieta poco saludable y un índice de masa corporal elevado podría reducir la carga mundial de morbilidad en más de un 15% en 2050, en comparación con el caso de referencia. Los riesgos medioambientales, como la contaminación del agua y el aire, podrían reportar beneficios adicionales.

Por supuesto, lograr realmente estas reducciones de los factores de riesgo será un reto inmenso, que requerirá una voluntad política sin precedentes, colaboración intersectorial e inversiones sostenidas. Pero la recompensa potencial, en términos de vidas salvadas y discapacidades evitadas, es sustancial.

Más allá de la transición hacia las ENT, las previsiones de la CMM también ponen de relieve la importancia de seguir abordando los retos que plantean las enfermedades transmisibles persistentes, especialmente en las regiones más vulnerables del mundo. Aunque se espera que la carga de enfermedades infecciosas disminuya en general, ciertas afecciones como la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas siguen siendo persistentemente altas en el África subsahariana y en partes de Asia.

Redoblar los esfuerzos para combatir estos enemigos de larga data será fundamental, incluso cuando la atención y los recursos mundiales se desplacen cada vez más hacia las ENT. No mantener la atención y la financiación para el control de las enfermedades transmisibles podría poner en peligro los avances logrados con tanto esfuerzo y ampliar las desigualdades sanitarias existentes entre los países y dentro de ellos.

Al mismo tiempo, la creciente importancia de la discapacidad como componente de la carga mundial de morbilidad subraya la necesidad de que los sistemas sanitarios evolucionen más allá de un enfoque limitado a la reducción de la mortalidad. Garantizar el acceso a servicios de rehabilitación de alta calidad, tecnologías de asistencia y una atención integral de las enfermedades crónicas deben convertirse en prioridades centrales. Para ello serán necesarios mecanismos de financiación innovadores, el desarrollo de la mano de obra y una mejor integración de las intervenciones centradas en la discapacidad en los planes de cobertura sanitaria universal.

Por último, las previsiones del estudio GBD subrayan la importancia crítica de seguir invirtiendo en la vigilancia sanitaria mundial, la investigación y la recopilación de datos. Disponer de información precisa, oportuna y detallada sobre las tendencias de las enfermedades, la exposición a los factores de riesgo y el funcionamiento de los sistemas de salud será esencial para orientar las políticas, dirigir las intervenciones y seguir los progresos hacia los objetivos clave.

Resulta alentador que los investigadores demuestren que su marco de modelización puede producir previsiones a corto plazo razonablemente precisas, como demuestran las métricas de habilidad comunicadas para el periodo de validación 2010-2019. Sin embargo, la verdadera prueba será la capacidad del modelo para prever cambios a largo plazo en los patrones de las enfermedades y anticiparse a las amenazas emergentes. El perfeccionamiento y la validación continuos de estas herramientas de previsión deben ser prioritarios.

Hacia un futuro más sano

Las proyecciones globales de la carga de morbilidad del estudio GBD ofrecen una visión aleccionadora, aunque esperanzadora, de la salud mundial en las próximas décadas. Aunque se vislumbran importantes retos, el análisis también señala innumerables oportunidades para mejorar la vida y aumentar el bienestar humano a gran escala.

"Las previsiones de la GBD dejan claro que la carga de la mala salud sigue concentrándose de forma desproporcionada en las poblaciones más desfavorecidas del mundo. Garantizar el acceso universal a los servicios sanitarios esenciales, abordando al mismo tiempo las causas profundas de las disparidades sanitarias, será esencial para lograr un futuro verdaderamente equitativo".

Fundamentalmente, las previsiones subrayan que el progreso es posible, pero requerirá un esfuerzo concertado y múltiple que va mucho más allá del ámbito tradicional del sector sanitario. Superar con eficacia la transición epidemiológica de las enfermedades transmisibles a las no transmisibles exigirá niveles sin precedentes de compromiso político, colaboración intersectorial e inversión a largo plazo.

Los responsables políticos, los líderes de la salud pública y los socios para el desarrollo mundial deben estar preparados para adaptar sus estrategias, prioridades y modelos de asignación de recursos a la evolución del panorama. Esto implicará reforzar la capacidad de los sistemas sanitarios para hacer frente a las enfermedades crónicas, al tiempo que se mantiene la vigilancia y se presta atención a los programas de enfermedades transmisibles pendientes. Y, lo que es más importante, exigirá también una acción audaz para abordar los determinantes sociales, económicos y medioambientales que impulsan tanto las enfermedades transmisibles como las no transmisibles.

Detrás de todo esto debe haber un énfasis renovado en la equidad, tanto dentro de los países como a escala mundial. Las previsiones de la CMDS dejan claro que la carga de la mala salud sigue concentrándose de forma desproporcionada en las poblaciones más desfavorecidas del mundo. Garantizar el acceso universal a los servicios sanitarios esenciales, abordando al mismo tiempo las causas profundas de las disparidades sanitarias, será esencial para lograr un futuro verdaderamente equitativo.

En última instancia, el camino no será fácil. Pero las proyecciones del estudio GBD ofrecen una hoja de ruta clara y una poderosa llamada a la acción. Si tienen en cuenta las enseñanzas de este análisis y reúnen la voluntad política y los recursos necesarios, los dirigentes de la salud mundial tienen una oportunidad sin precedentes de ampliar el arco del progreso, garantizar mejoras duraderas del bienestar humano y cumplir la promesa de salud para todos.

Referencia(s)

  1. Wang, W., Volkow, N.D., Berger, N.A. et al. Associations of semaglutide with incidence and recurrence of alcohol use disorder in real-world population. Nat Commun 15, 4548 (2024). https://doi.org/10.1038/s41467-024-48780-6

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Sobre el autor

  • Dilruwan Herath

    Dilruwan Herath es un médico británico especializado en enfermedades infecciosas y ejecutivo médico farmacéutico con más de 25 años de experiencia. Como médico, se especializó en enfermedades infecciosas e inmunología, desarrollando una decidida orientación hacia el impacto en la salud pública. A lo largo de su carrera, el Dr. Herath ha desempeñado varias funciones de liderazgo médico de alto nivel en grandes empresas farmacéuticas mundiales, liderando cambios clínicos transformadores y garantizando el acceso a medicamentos innovadores. En la actualidad, es miembro experto de la Facultad de Medicina Farmacéutica en su Comité de Enfermedades Infecciosas y sigue asesorando a empresas de ciencias de la vida. Cuando no ejerce la medicina, al Dr. Herath le gusta pintar paisajes, los deportes de motor, la programación informática y pasar tiempo con su joven familia. Mantiene un ávido interés por la ciencia y la tecnología. Es EIC y fundador de DarkDrug.

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