Semaglutida: ¿Una nueva arma contra el trastorno por consumo de alcohol?

Jun, 2024

 

Los trastornos relacionados con el consumo de alcohol (TCA) representan una grave crisis de salud pública y causan más de 80.000 muertes al año sólo en Estados Unidos. A pesar de su gravedad, las opciones de tratamiento han sido muy limitadas, hasta ahora. Los nuevos datos sugieren una posibilidad sorprendente: la semaglutida, un fármaco para la diabetes y la obesidad, podría ser prometedora para tratar esta enfermedad intratable.

Los trastornos por consumo de alcohol abarcan un espectro de conductas de consumo problemáticas, desde el consumo compulsivo hasta el alcoholismo en toda regla. Se calcula que 29,5 millones de estadounidenses mayores de 12 años -más del 10% de la población- sufrieron un TCA en 2021. Las consecuencias son asombrosas, contribuyen a una enorme carga mundial de morbilidad y se cobran innumerables vidas.

Sin embargo, a pesar de la magnitud del problema, el arsenal terapéutico contra los TCA sigue siendo lamentablemente escaso. La FDA sólo ha aprobado tres medicamentos para tratarlos, y sus efectos son modestos en el mejor de los casos. Se necesitan desesperadamente nuevas soluciones.

La clave puede estar en una fuente poco probable: un medicamento para la diabetes y la obesidad llamado semaglutida. La semaglutida, aprobada inicialmente para el tratamiento de la diabetes de tipo 2 en 2017 y ampliada para el control del peso en 2021, se ha revelado como un posible revulsivo para los trastornos del espectro autista.

La conexión empezó con informes anecdóticos. Pacientes a los que se había recetado semaglutida para otras afecciones empezaron a describir un efecto secundario inesperado: un menor deseo de beber alcohol. Estos relatos personales pronto se vieron respaldados por pruebas científicas. Un estudio en el que se analizaron publicaciones en redes sociales y entrevistas de seguimiento reveló que tanto la semaglutida como un fármaco relacionado, la tirzepatida, se asociaban a una disminución del consumo de alcohol en personas con obesidad.

Ahora, un nuevo estudio de gran envergadura aporta los datos reales más sólidos hasta la fecha sobre los posibles beneficios de la semaglutida en el tratamiento de los trastornos de ansiedad y obesidad. Analizando las historias clínicas electrónicas de más de 83.000 pacientes, los investigadores descubrieron que los pacientes a los que se prescribía semaglutida presentaban un riesgo entre un 50 y un 56% menor de desarrollar un nuevo diagnóstico de TCA que los que tomaban otros medicamentos contra la obesidad. Y lo que es aún más notable, la semaglutida se asoció a una reducción del 44-75% del riesgo de diagnósticos recurrentes de TCA entre quienes ya habían padecido este trastorno.

"Estos resultados aportan pruebas sólidas de que la semaglutida puede tener efectos beneficiosos tanto para prevenir como para tratar los trastornos por consumo de alcohol en poblaciones del mundo real", afirma el autor principal, Rong Xu, director del Centro de Inteligencia Artificial para el Descubrimiento de Fármacos de la Universidad Case Western Reserve.

Los resultados fueron coherentes en todos los subgrupos clave, incluidos el sexo, la edad, la raza y la presencia de diabetes de tipo 2. Es importante señalar que el equipo también replicó sus resultados en otra cohorte de más de 600.000 pacientes con diabetes de tipo 2, lo que refuerza aún más el potencial de la semaglutida.

"Se trata de un hallazgo realmente notable e inesperado", afirma Nora Volkow, directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas y coautora del estudio. "Si estos resultados se mantienen en los ensayos clínicos, la semaglutida podría representar un gran avance en el tratamiento de los trastornos por consumo de alcohol".

Los mecanismos que subyacen a los posibles efectos antialcohólicos de la semaglutida aún no se conocen del todo, pero los investigadores manejan varias hipótesis convincentes.

"Se trata de un hallazgo realmente notable e inesperado".

El objetivo principal de la semaglutida es el receptor del péptido-1 similar al glucagón (GLP-1). El GLP-1 es una hormona que desempeña un papel clave en la regulación de la ingesta de alimentos y los niveles de azúcar en sangre. Al activar los receptores de GLP-1, se cree que la semaglutida modula las vías cerebrales de recompensa, amortiguando los efectos reforzadores de la comida y el alcohol.

"Cada vez hay más pruebas de que el sistema de recompensa del cerebro, centrado en las vías de la dopamina, es un sustrato común que impulsa tanto el comer en exceso como la adicción al alcohol y las drogas", explica Volkow. "Dado que la semaglutida puede influir en ese sistema, es posible que pueda frenar simultáneamente el ansia de comer y de beber alcohol".

La semaglutida también puede amortiguar las respuestas al estrés, otro factor importante de los comportamientos adictivos. Los receptores de GLP-1 se encuentran en regiones cerebrales como la habénula, que intervienen en el procesamiento del estrés y el refuerzo negativo. Al actuar sobre estos sistemas, la semaglutida podría ayudar a los pacientes a afrontar mejor la ansiedad y el ansia que suelen precipitar las recaídas.

Además, las propiedades antiinflamatorias de la semaglutida pueden desempeñar un papel. La inflamación se ha relacionado con el desarrollo y la progresión de los trastornos por consumo de sustancias, por lo que la capacidad de la semaglutida para frenar esta respuesta podría ser terapéuticamente relevante.

Por último, la semaglutida puede influir en la farmacocinética del alcohol, es decir, en el modo en que el organismo absorbe, distribuye, metaboliza y elimina la sustancia. Al ralentizar el vaciado gástrico, la semaglutida podría retrasar la absorción del alcohol, reduciendo potencialmente sus efectos gratificantes. El fármaco también podría alterar el metabolismo del alcohol, aumentando la producción de acetaldehído, que tiene propiedades aversivas.

"Los hallazgos deben reproducirse en un entorno clínico controlado antes de que podamos sacar conclusiones firmes".

"Es probable que haya múltiples mecanismos en juego, que actúan tanto en vías centrales como periféricas", afirma Xu. "La semaglutida parece estar en una posición única para atacar desde múltiples ángulos los motores centrales de los trastornos por consumo de alcohol".

Aunque los datos obtenidos en el mundo real son prometedores, los investigadores advierten de que aún se necesitan ensayos clínicos aleatorizados para establecer definitivamente la eficacia de la semaglutida en el tratamiento de los TCA. Afortunadamente, ya hay varios ensayos de este tipo en marcha.

"Se trata de un primer paso importante, pero aún no podemos considerar la semaglutida un tratamiento para los trastornos por consumo de alcohol", afirma Volkow. "Los hallazgos deben reproducirse en un entorno clínico controlado antes de que podamos sacar conclusiones firmes".

Uno de estos ensayos, denominado STAR (Semaglutide Therapy for Alcohol Reduction, terapia de semaglutida para la reducción del consumo de alcohol), está reclutando pacientes con alcoholismo agudo. Dirigido por investigadores de la Universidad de Oklahoma, el estudio evaluará el efecto de la semaglutida en el consumo de alcohol, el ansia de consumirlo y otros resultados clave.

Otro ensayo, STAR-T, explora los efectos de la semaglutida en una población de Tulsa (Oklahoma) afectada por el trastorno de déficit de atención e hiperactividad. Y el estudio SEMALCO, con sede en la Universidad de Chicago, está investigando el potencial de la semaglutida en pacientes con TCA y obesidad.

En total, se han registrado cinco ensayos con semaglutida para el tratamiento del TCA, lo que demuestra el creciente interés que suscita este posible nuevo tratamiento. Si los resultados coinciden con los datos del mundo real, la semaglutida podría representar un gran avance, no sólo para el TCA, sino para el campo más amplio de la medicina de las adicciones.

Por supuesto, el camino de la semaglutida hacia la adopción clínica no está exento de obstáculos. Una posible preocupación es el impacto del fármaco en la salud mental. Se ha informado de un aumento de la ideación suicida asociada a los agonistas de los receptores de GLP-1 como la semaglutida, aunque un estudio reciente de Xu y sus colegas descubrió lo contrario: en realidad, la semaglutida estaba relacionada con un menor riesgo de pensamientos suicidas.

"Tendremos que vigilar cuidadosamente cualquier efecto sobre la salud mental en los ensayos de AUD", dice Volkow. "Las afecciones comórbidas como la depresión y la ansiedad son frecuentes en esta población de pacientes, por lo que es fundamental que comprendamos cómo puede interactuar la semaglutida con esos factores."

Otra cuestión clave es si los beneficios de la semaglutida se trasladarán por igual a los distintos grados de gravedad del TCA. Los datos actuales del mundo real analizaron tanto los diagnósticos incidentes (de nueva aparición) como los recurrentes, pero las causas subyacentes y los enfoques terapéuticos óptimos pueden variar considerablemente en todo el espectro de trastornos por consumo de alcohol.

"Es posible que la semaglutida sea más eficaz para determinados fenotipos de AUD que para otros", apunta Xu. "Los ensayos clínicos tendrán que explorar eso con más detalle".

Además, los datos actuales no permiten realizar comparaciones directas entre las distintas formulaciones y niveles de dosis de semaglutida. El fármaco está aprobado tanto en una versión de dosis más alta para el control del peso (Wegovy) como en una versión de dosis más baja para la diabetes (Ozempic). Comprender si estas variaciones repercuten en los resultados de la AUD, y de qué manera, será un área importante para futuras investigaciones.

Por último, el coste y la accesibilidad siguen siendo consideraciones cruciales. La semaglutida es un medicamento especializado, y su elevado precio puede limitar su alcance, especialmente para las poblaciones vulnerables afectadas de forma desproporcionada por los TCA. Garantizar un acceso equitativo será un reto clave si el fármaco demuestra su eficacia.

A pesar de estas advertencias, los hallazgos sobre la semaglutida representan un nuevo y tentador capítulo en la lucha contra los trastornos por consumo de alcohol. Para un trastorno que se ha resistido durante mucho tiempo a un tratamiento farmacológico eficaz, la perspectiva de que un fármaco para la diabetes adaptado ofrezca beneficios sustanciales no es sino un cambio de paradigma.

"Éste es el tipo de descubrimiento que realmente puede transformar este campo", afirma Volkow. "Si la semaglutida puede estar a la altura de esta promesa inicial, podría abrir vías totalmente nuevas para abordar la epidemia de trastornos por consumo de alcohol".

Por supuesto, la verdadera prueba está por delante en los ensayos clínicos. Pero para los millones de personas que sufren las devastadoras consecuencias del consumo problemático de alcohol, el rayo de esperanza que ofrece la semaglutida es sin duda una buena noticia. Puede que el camino sea largo, pero las recompensas potenciales son inmensas.

A medida que avanza la investigación, una cosa está clara: el futuro del tratamiento de la adicción puede depender de un héroe inesperado: un medicamento para la diabetes que podría ser la clave para vencer una de las lacras más persistentes y perniciosas de la sociedad.

Referencia(s)

  1. Wang, W., Volkow, N.D., Berger, N.A. et al. Associations of semaglutide with incidence and recurrence of alcohol use disorder in real-world population. Nat Commun 15, 4548 (2024). https://doi.org/10.1038/s41467-024-48780-6

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Sobre el autor

  • Dilruwan Herath

    Dilruwan Herath es un médico británico especializado en enfermedades infecciosas y ejecutivo médico farmacéutico con más de 25 años de experiencia. Como médico, se especializó en enfermedades infecciosas e inmunología, desarrollando una decidida orientación hacia el impacto en la salud pública. A lo largo de su carrera, el Dr. Herath ha desempeñado varias funciones de liderazgo médico de alto nivel en grandes empresas farmacéuticas mundiales, liderando cambios clínicos transformadores y garantizando el acceso a medicamentos innovadores. En la actualidad, es miembro experto de la Facultad de Medicina Farmacéutica en su Comité de Enfermedades Infecciosas y sigue asesorando a empresas de ciencias de la vida. Cuando no ejerce la medicina, al Dr. Herath le gusta pintar paisajes, los deportes de motor, la programación informática y pasar tiempo con su joven familia. Mantiene un ávido interés por la ciencia y la tecnología. Es EIC y fundador de DarkDrug.

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