El SNS en la encrucijada: Restaurar el Servicio Nacional de Salud británico
"...la crisis a la que se enfrenta el servicio sanitario no es únicamente obra suya, sino el producto de una década de austeridad, políticas miopes y falta crónica de inversión".
Honorable Profesor Lord Darzi of Denham OM KBE FRS FMedSci HonFREng
El Servicio Nacional de Salud (NHS) es una institución británica muy querida, que lleva más de 70 años prestando asistencia sanitaria universal y gratuita. Sin embargo, en la actualidad el NHS se encuentra en crisis, con largos tiempos de espera, una calidad asistencial en declive y una brecha cada vez mayor entre la demanda de servicios y los recursos disponibles. Como ha revelado la investigación independiente dirigida por Lord Darzi, las raíces de esta crisis son profundas y se derivan de una década de austeridad, el impacto devastador de la pandemia del COVID-19 y problemas estructurales y sistémicos de larga data dentro del servicio de salud.
En este editorial se analizan las principales conclusiones del exhaustivo informe de Lord Darzi, en el que se esbozan las crudas realidades a las que se enfrenta el NHS y los pasos críticos necesarios para volver a situarlo en la senda de una asistencia sostenible y de alta calidad para todos. Con la salud y la prosperidad de la nación en juego, las decisiones que se tomen en los próximos años determinarán el futuro de la institución pública más preciada de Gran Bretaña.
Un servicio sanitario en estado crítico
El panorama que dibuja la investigación de Lord Darzi es aleccionador. Tras años de falta de inversión y tensión, el NHS se encuentra en un estado "crítico". Los tiempos de espera para servicios vitales se han descontrolado, con la proporción de pacientes atendidos dentro de los objetivos de la constitución del NHS cayendo en picado desde 2015. Los pacientes desesperados se enfrentan ahora a retrasos desmesurados, con más de 300.000 personas esperando más de un año para recibir tratamiento, una cifra quince veces superior a la de hace poco más de una década.
La crisis no se limita a los procedimientos electivos. El acceso a la medicina general se ha deteriorado: más de un tercio de los pacientes esperan una semana o más para una cita con el médico de cabecera. Los servicios comunitarios y de salud mental también se están resintiendo ante el aumento de la demanda, con más de un millón de personas languideciendo en listas de espera para recibir ayuda vital. En los servicios de urgencias y accidentes, la situación es desesperada, ya que la proporción de pacientes atendidos dentro del plazo de 4 horas se ha desplomado del 94% en 2010 a tan solo el 60% en la actualidad. Trágicamente, se calcula que estos prolongados retrasos causan 14.000 muertes más al año, más del doble del total de muertes en combate de las fuerzas armadas británicas desde que se fundó el SNS.
Estos problemas de acceso se ven apuntalados por un preocupante deterioro de la calidad de la asistencia. Aunque el SNS sigue proporcionando un tratamiento clínico excelente a muchas personas, hay problemas importantes en los servicios de maternidad, salud mental y atención a grupos vulnerables como los ancianos y las personas con dificultades de aprendizaje. Los escándalos y las investigaciones han sacado a la luz problemas muy arraigados relacionados con el bienestar del personal, el trabajo en equipo y la capacidad del sistema para aprender de los errores. Trágicamente, el SNS está pagando cifras récord en reclamaciones por negligencia clínica, y la obstetricia representa alrededor de 1.000 millones de libras anuales.
Los autores del informe tienen claro que esta crisis no surgió de la noche a la mañana. Más bien, es la culminación de más de una década de austeridad, falta de inversión crónica y decisiones políticas miopes que han dejado al SNS cada vez más frágil y mal equipado para satisfacer las cambiantes necesidades sanitarias de la población. La década de 2010 ha sido "la más austera desde la fundación del SNS", con un aumento medio de la financiación de tan solo el 1% anual en términos reales, muy por debajo de la tendencia histórica del 3,4%. Esta restricción de los recursos ha tenido un impacto devastador, contribuyendo al desmoronamiento de las infraestructuras, la obsolescencia de la tecnología y la grave escasez de personal en áreas clave como la medicina general y la salud mental.
La pandemia de COVID-19 asestó entonces un golpe demoledor, ya que el NHS entró en la crisis en un estado debilitado y luego retrasó o canceló muchos más cuidados rutinarios que cualquier otro sistema sanitario comparable. Esto ha dejado una enorme acumulación de necesidades no cubiertas, cuya escala empequeñece la de otros países. Las secuelas de la pandemia siguen resonando, con la moral del personal por los suelos y el sistema luchando por recuperarse.
Bajo estos retos sistémicos subyacen tendencias profundamente preocupantes en la salud de la nación. La esperanza de vida se ha estancado e incluso ha disminuido en los últimos años, mientras que la esperanza de vida sana se ha reducido, señal de que la población está cada vez más enferma. Impulsada por el aumento de dolencias de larga duración como la diabetes, la obesidad y las enfermedades mentales, la demanda de asistencia sanitaria se ha disparado, superando la capacidad de respuesta del sistema. Los determinantes sociales de la salud también se han deteriorado: el aumento de la pobreza, las malas condiciones de vivienda y el aumento de las desigualdades agravan las necesidades sanitarias, sobre todo en las comunidades desfavorecidas.
El SNS en una encrucijada
La cruda realidad puesta al descubierto por la investigación de Lord Darzi deja al NHS en una encrucijada crítica. Tras décadas siendo una fuente de orgullo nacional, el servicio sanitario se enfrenta ahora a una amenaza existencial, con la satisfacción pública cayendo en picado hasta mínimos históricos. Es preciso actuar con urgencia para devolver al NHS su antiguo esplendor y asegurar su futuro como pilar de la sociedad británica.
El informe deja claro que no se trata simplemente de un fallo de gestión del NHS. Aunque se podrían haber tomado mejores decisiones en el camino, las causas profundas de la crisis se encuentran más allá del propio servicio sanitario, en el panorama político y económico más amplio. Como afirma Lord Darzi, "el NHS es el servicio público esencial y por eso los gestores se han centrado en 'mantener el espectáculo en marcha'". Los verdaderos culpables son una década de austeridad, falta crónica de inversión y políticas miopes que han debilitado sistemáticamente los cimientos del sistema sanitario.
Sin embargo, a pesar de estos inmensos retos, el informe también pone de relieve las fortalezas duraderas del SNS: su extraordinario talento clínico, sus valores profundamente arraigados y el compromiso inquebrantable de su entregado personal. Estos signos vitales se mantienen firmes, proporcionando una base sólida sobre la que reconstruir. La tarea consiste ahora en abordar los factores subyacentes de la crisis y emprender un programa global de renovación y reforma.
Reequilibrar el sistema: Acercar la asistencia al hogar
En el centro de la visión estratégica del SNS se encuentra el objetivo de trasladar la asistencia de los hospitales a la comunidad, donde puede prestarse de forma más proactiva y coordinada. Este "giro a la izquierda" hacia los servicios primarios, comunitarios y de salud mental ha sido un objetivo político de larga data, consagrado en iniciativas como el libro blanco Our Health, Our Care, Our Say de 2006 y la Five Year Forward View de 2014.
Sin embargo, como deja claro el informe de Lord Darzi, la realidad ha sido la contraria: una "deriva correcta" hacia un predominio hospitalario cada vez mayor. Desde 2006, la proporción del gasto del SNS en cuidados intensivos ha aumentado del 47% al 58%, mientras que la inversión en otros entornos ha languidecido. Este desequilibrio ha tenido graves consecuencias, contribuyendo a la crisis de los servicios de urgencias, al aumento de las listas de espera y al deterioro de la salud de la población.
Corregir este desajuste fundamental entre estrategia y realidad será crucial para la recuperación del NHS. El informe subraya la necesidad de "fijar el desplazamiento de la asistencia más cerca del hogar", estableciendo los flujos financieros y los cambios operativos necesarios para hacer realidad esta visión. Esto exigirá una inversión significativa en medicina general, servicios comunitarios y salud mental, ámbitos que han estado sistemáticamente infradotados de fondos y recursos durante demasiado tiempo.
Este reequilibrio debe ir más allá de la simple incorporación de más personal y recursos. También exigirá un replanteamiento radical de los modelos asistenciales, adoptando nuevos enfoques multidisciplinares que reúnan a proveedores de atención primaria, comunitaria y de salud mental en equipos integrados de "SNS de barrio". Al facultar a estas redes locales para coordinar la atención y abordar todo el espectro de necesidades sanitarias de la población, el sistema podrá responder mejor, ser más eficiente y centrarse en la prevención y la intervención precoz.
Liberar la productividad mediante la tecnología y la innovación
Junto a esta reorientación hacia la asistencia de base comunitaria, el informe subraya la urgente necesidad de que el SNS adopte la innovación tecnológica e impulse la productividad en todo el sistema. Durante demasiado tiempo, la sanidad ha ido a la zaga de otros sectores a la hora de aprovechar el poder transformador de las herramientas digitales, la automatización y el análisis de datos.
El informe dibuja un panorama desolador: mientras que muchos sectores se han visto radicalmente transformados por las tecnologías de plataforma, el SNS sigue "en las estribaciones de la transformación digital". Los médicos siguen luchando con engorrosos sistemas informáticos que aumentan su carga de trabajo en lugar de aliviarla, y la extraordinaria riqueza de datos del NHS sigue en gran medida sin aprovecharse. Entretanto, la crónica falta de inversión en bienes de equipo ha dejado a la sanidad lamentablemente a la zaga de sus homólogos en ámbitos como el diagnóstico por imagen, y el Reino Unido cuenta con muchos menos escáneres per cápita que otros países comparables.
Liberar el potencial de productividad del SNS requerirá una mayor "inclinación hacia la tecnología", impulsando la digitalización en todos los ámbitos de la atención y dotando al personal de las herramientas y la infraestructura que necesitan para trabajar de forma más inteligente, no solo más duro. Esto incluye aprovechar el poder de la inteligencia artificial y los avances de las ciencias de la vida para transformarlo todo, desde los diagnósticos predictivos hasta los tratamientos personalizados. Esta transformación digital debe ir acompañada de un esfuerzo concertado para mejorar la infraestructura física del SNS, sustituyendo los edificios en ruinas y los equipos obsoletos.
Al realizar inversiones estratégicas en tecnología y modernizar la base de capital del servicio de salud, el NHS no sólo puede mejorar la eficiencia y la calidad de la atención, sino también contribuir a la prosperidad económica más amplia de la nación. Como subraya Lord Darzi, el presupuesto de 165.000 millones de libras del servicio de salud significa que su productividad es vital para el crecimiento económico del Reino Unido, tanto por su papel como importante empleador como por su capacidad para apoyar la reincorporación de más personas al mercado laboral.
Capacitar a los pacientes y volver a implicar al personal
La base de estos cambios estructurales y operativos debe ser una atención renovada a las personas que constituyen el núcleo del SNS: los pacientes a los que atiende y el personal que les presta asistencia. El informe describe el preocupante panorama de un servicio sanitario que ha perdido el contacto con las comunidades a las que debe ayudar, y en el que la voz de los pacientes no se escucha con suficiente fuerza en la toma de decisiones.
Con demasiada frecuencia se han pasado por alto las preocupaciones y preferencias de los pacientes, lo que ha contribuido a mermar su satisfacción y confianza. El informe subraya la necesidad de "volver a dar poder a los pacientes", garantizando que sus experiencias y prioridades determinen el diseño y la prestación de los servicios. Esto exigirá un esfuerzo concertado para reforzar la rendición de cuentas a nivel local, hacer más accesibles al público los datos y fomentar una auténtica coproducción con las comunidades a las que sirve el SNS.
Igualmente crucial es el imperativo de "volver a comprometer" al personal del NHS, cuya moral y esfuerzo discrecional se han visto gravemente erosionados. Ante la incesante carga de trabajo, el desmoronamiento de las infraestructuras y la sensación de falta de poder, demasiados empleados se han desvinculado, y las tasas de absentismo por enfermedad han alcanzado niveles de crisis. Para hacer frente a esta situación será necesario un planteamiento polifacético: invertir en el desarrollo del liderazgo, mejorar las condiciones de trabajo y dar a los equipos de primera línea las herramientas y la autonomía que necesitan para innovar y mejorar la asistencia.
Esta transformación cultural debe sustentarse en un compromiso renovado con la apertura, el aprendizaje y la rendición de cuentas. El informe pone de relieve los problemas persistentes en torno a las "culturas del encubrimiento" y la lucha del SNS por ser verdaderamente transparente sobre los errores y fallos. Para que la sanidad recupere la confianza de los pacientes y del personal será esencial abordar estos problemas tan arraigados.
Reforma de estructuras y sistemas
En todas estas prioridades subyace la necesidad de reformar las estructuras y sistemas del SNS para hacer posible una atención más eficaz, receptiva y responsable. El informe es inequívoco en su evaluación de la Ley de Salud y Asistencia Social de 2012, describiéndola como una "calamidad sin precedentes internacionales" que "encarceló a más de un millón de empleados del NHS en un sistema roto durante la mayor parte de una década".
La fragmentación y la perturbación provocadas por esta legislación han tenido un impacto duradero, erosionando las capacidades de gestión y el enfoque estratégico. Si bien la Ley de Salud y Asistencia Sanitaria de 2022 ha empezado a abordar estos problemas mediante la consolidación de las estructuras de puesta en marcha, el informe identifica los retos pendientes en torno a la claridad de las funciones, la rendición de cuentas y el equilibrio de recursos entre los organismos nacionales y locales.
El informe subraya que la reforma estructural por sí sola no basta. El SNS debe abordar también problemas profundamente arraigados en torno a los datos, la gestión de resultados y los incentivos financieros, ámbitos que históricamente han socavado los esfuerzos por impulsar la integración y orientar los recursos hacia la prevención y la atención comunitaria.
Reconstruir la capacidad de planificación y ejecución del SNS
Todas estas prioridades se sustentan en la necesidad de reconstruir las capacidades básicas de planificación y ejecución del NHS. El informe pone de relieve cómo la reorganización constante y la erosión del talento directivo han socavado gravemente la capacidad del servicio de salud para formular y ejecutar estrategias a largo plazo. Para resolver este problema habrá que invertir en el desarrollo del liderazgo, reforzar procesos clave como la planificación del capital y garantizar el equilibrio adecuado de los recursos de gestión en las distintas partes del sistema.
Esto debe ir acompañado de una transformación en la forma en que el SNS recopila, analiza y utiliza los datos. Como deja claro el informe, la obsesión del sistema sanitario por los cuidados intensivos ha dejado enormes lagunas en su comprensión de los servicios comunitarios, de salud mental y de atención primaria. Para que el SNS pueda tomar decisiones fundamentadas y basadas en pruebas sobre la asignación de recursos y el rediseño de los modelos asistenciales, será esencial subsanar estos puntos ciegos.
Al restablecer las capacidades de planificación estratégica y prestación del SNS, el servicio de salud puede recuperar la agilidad y la previsión necesarias para navegar por un panorama sanitario complejo y en rápida evolución. Esto, a su vez, será crucial para liberar el potencial transformador de las demás prioridades esbozadas en el informe, desde el reequilibrio del sistema hasta la adopción de la innovación tecnológica.
Un esfuerzo compartido: Garantizar el futuro del SNS
Los retos a los que se enfrenta el NHS son abrumadores, pero el informe deja claro que, con la visión adecuada y un esfuerzo colectivo, el servicio sanitario puede recuperar su antiguo esplendor. Como afirma Lord Darzi, "el NHS cuenta con un extraordinario talento clínico, y nuestros médicos son ampliamente admirados por su destreza y la fuerza de su razonamiento clínico. El personal de todos los niveles cree firmemente en los valores del NHS y comparte la pasión y la determinación de mejorar el NHS para nuestros pacientes".
Aprovechar esta fuente de talento y compromiso será esencial. Pero también exigirá un cambio fundamental en la forma en que el sistema político y económico en general apoya y potencia al SNS. Los autores del informe son inequívocos: la crisis a la que se enfrenta el servicio sanitario no es únicamente obra suya, sino el producto de una década de austeridad, políticas miopes y falta crónica de inversión.
Por lo tanto, devolver la salud al SNS exigirá un esfuerzo concertado de todos los gobiernos, que aborde los determinantes sociales de la salud, refuerce la infraestructura sanitaria pública del país y proporcione al servicio sanitario los recursos y la estabilidad que necesita para cumplir su misión. Exigirá un compromiso a largo plazo de todos los partidos con una financiación sostenible, una planificación estratégica y una reforma audaz y basada en pruebas.
Por encima de todo, requerirá un renovado sentido de propósito compartido y determinación nacional. El NHS no es un servicio público más, sino una piedra angular de la identidad británica, un símbolo del compromiso del país con la sanidad universal y la solidaridad social. Salvaguardar su futuro no es sólo un imperativo práctico, sino un deber moral y cívico.
El SNS se encuentra en una encrucijada y las decisiones que se tomen en los próximos años determinarán su trayectoria durante generaciones. El camino a seguir es claro: un programa global de renovación y reforma, basado en un firme compromiso con los principios fundadores del servicio sanitario de equidad, compasión y excelencia. Aceptando este reto, Gran Bretaña puede asegurar el futuro de su institución más preciada y garantizar que el NHS siga siendo un faro de esperanza y curación para todos.
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