La creciente ola de retractaciones
"Pero la medicina dispone desde hace mucho tiempo de todos sus medios, y ha descubierto tanto un principio como un método, a través de los cuales los descubrimientos realizados durante un largo período son muchos y excelentes, mientras que el descubrimiento completo se hará, si el investigador es competente, conduce sus investigaciones con conocimiento de los descubrimientos ya realizados, y hace de ellos su punto de partida. Pero cualquiera que, desechando y rechazando todos estos medios, intente llevar a cabo la investigación de cualquier otra manera o siguiendo otra moda, y afirme que ha descubierto algo, es y ha sido víctima de un engaño."
(c. 460 a. C. - c. 370 a.C.)
Un reciente estudio exhaustivo que examina más de 2000 retractaciones de artículos de investigación biomédica de instituciones europeas entre 2000 y 2021 descubrió que las retractaciones han ido en constante aumento durante las últimas dos décadas. Incluso teniendo en cuenta el crecimiento global de las publicaciones, la tasa de retractaciones por cada 100.000 artículos casi se cuadruplicó, pasando de 10,7 en 2000 a 44,8 en 2020. Lo más preocupante es que dos tercios de estas retractaciones se debieron directamente a mala conducta, mientras que los errores honestos solo representaron el 15,6% de los casos.
Este estudio aporta pruebas convincentes de que la integridad de la ciencia europea está amenazada. Los motivos de las conductas indebidas han cambiado con el tiempo y van desde problemas de autoría y derechos de autor en un principio hasta problemas de duplicación y datos en la actualidad. Los patrones de cada país también difieren: el Reino Unido presenta tasas más elevadas de fabricación/falsificación, mientras que España e Italia luchan más contra la duplicación. Estos resultados dibujan un entorno de investigación en el que los recortes y los comportamientos poco éticos se han normalizado.
Entonces, ¿por qué han aumentado tanto las tasas de retractación por mala conducta? Algunos expertos apuntan a la creciente comercialización y mercantilización de las universidades como motor principal. En las últimas décadas, la financiación pública de la investigación se ha estancado en muchos países europeos. Al mismo tiempo, se ha animado a las universidades a buscar fuentes de ingresos alternativas, convirtiéndose en empresas con ánimo de lucro que compiten intensamente por los estudiantes, el prestigio y los dólares de inversión.
Según este modelo, las universidades presionan enérgicamente a los profesores para que maximicen su "cartera" de investigación en términos de subvenciones y publicaciones. Las carreras individuales también se han inflado en gran medida por métricas superficiales como el factor de impacto de las revistas, el número de artículos y las citas. La presión para "publicar o perecer" y atraer continuamente financiación externa nunca ha sido tan intensa. En este entorno despiadado, la tentación de tomar atajos, falsificar resultados, plagiar o duplicar puede resultar demasiado difícil de resistir para algunos.
Varios estudios apoyan la relación entre la mala conducta y las presiones competitivas. Los profesores de países con regímenes de evaluación de la investigación más estrictos, como el Reino Unido y China, tienen mayores tasas de retractación. Los investigadores más jóvenes y los que carecen de titularidad también cometen más faltas, probablemente debido a la inseguridad profesional. Un estudio italiano halló una relación entre las condiciones de financiación locales y la disposición de los investigadores a comportarse mal.
Un sistema universitario comercial premia la cantidad frente a la calidad, la rapidez frente al rigor y las métricas superficiales frente a los logros reales. Estos valores distorsionan fácilmente las prioridades de investigación, la colaboración y la cultura general de integridad cuando se llevan al extremo. La búsqueda de cada vez más publicaciones en revistas de alto impacto rara vez deja tiempo para estudios de replicación, resultados nulos o una reflexión meditada sobre el propio trabajo, lo que crea un entorno propicio para que florezca la mala conducta.
Evolución de las principales causas de mala conducta investigadora en Europa (número de artículos retractados por cada 100.000 artículos) Adaptado Frpom https://doi.org/10.1007/s11192-024-04992-7
La solución requiere un cambio de paradigma que se aleje de la burda comercialización y vuelva a un modelo que valore el bienestar público por encima de los beneficios privados. Las universidades deben volver a vincular la actividad investigadora con su propósito original de ampliar el conocimiento, no los balances. Las carreras profesionales deben basarse menos en los juegos de estatus de las revistas y más en el mérito determinado a través de una revisión por pares transparente. Y unos organismos independientes de rendición de cuentas de la investigación, como algunos defienden a escala europea, podrían contribuir a restaurar la objetividad y disuadir a los posibles infractores.
Y lo que es más importante, las sociedades de todo el mundo deben optar por dar prioridad al bienestar de sus científicos frente a las obsesivas métricas de productividad. Los objetivos, los indicadores de rendimiento y la competencia incesante merman la ciencia cuando se llevan al extremo. Mientras los investigadores sufran la presión constante de "conseguir más con menos", algunos racionalizarán la adopción de atajos poco éticos para sobrevivir. Debemos reducir estos incentivos si queremos salvaguardar la integridad a largo plazo. La creciente crisis de las retractaciones sugiere que ha llegado el momento de cambiar. Nuestro conocimiento y nuestra humanidad dependen de que se mantenga intacto el espíritu de la investigación abierta.
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